Hago gimnasio a la par de mis compañeros y el otro día, cuando me caí en el partido contra Gimnasia de Jujuy, no sentí nada. Eso es lo más importante. Estoy un poco más lento de lo que debería pero voy a llegar bien al torneo. Y me falta acostumbrarme a los roces del partido porque un poquito de miedo me queda por el brazo.
Todos coincidimos con lo que quiere Angel y hacemos lo que él quiere porque para eso es el técnico. Pero hay momentos en los que no se puede jugar y hay que meter, correr y si es necesario trabar con la cabeza porque estamos en una situación en la que no nos podemos dar el lujo de no correr o de mirar cómo los demás compañeros se tiran al piso.
Es bueno que tus compañeros hablen bien de vos, pero también es un poco de presión porque somos once los que entramos a la cancha. En el fútbol de hoy ningún jugador te gana un partido. Lo hacía Maradona, pero hoy eso no ocurre.
La meta es hacer goles y jugar bien para que si Dios quiere lleguemos a lo que todos queremos, que es ganar el campeonato. Después, obviamente uno siempre se pone metas. También pienso en la Copa América, pero acá el tema es pensar en River.
De los cuatro años que juego a la pelota y la verdad es que a la noche, cuando me acuesto, tengo un poco de miedo por el tema del promedio. Es una situación rara la que vive River porque nunca estuvo acostumbrado a eso. Nosotros somos los que llevamos a River a esta situación y tenemos que sacarlo.
Me hace muy bien estar con mis compañeros. Obviamente lo que me pasó es un golpe duro y hay momentos de tristeza, en los que voy a la habitación y estoy solo y me quiero ir. Creo que nunca más voy a poder volver a ser completamente feliz por todo lo que sabemos. Se extrañan mucho y obviamente pienso por qué hice esto, por qué hice lo otro. Hay momentos de tristeza en los que querés agarrar el bolso e irte a tu casa.
Le debo al club la confianza que me brindó haciéndome un contrato de cinco años sin saber si después de la lesión iba a quedar bien o mal. Ojalá que me quede siempre acá porque esta es mi casa, pero después todo se irá viendo porque si a uno le va bien por ahí lo quieren comprar de afuera y uno también sueña con jugar en Europa en alguna oportunidad. Fuente e imagen: Clarín
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