15 ago 2008

El burrito Ortega: perfil de un ídolo.

"Empecé a los 7 años jugando en el potrero para el equipo del barrio. Me la pasaba todo el día en la canchita del club Belgrano. Jugando por plata, bajo un sol tremendo y con pibes mucho más grandes que yo”. Así le contaba Ariel Ortega a Clarín, en 1993, sobre sus comienzos futbolísticos en Ingeniero Ledesma, provincia de Jujuy, donde nació junto a sus gambetas el 14 de marzo de 1974. Siempre estuvo ligado al fútbol y como afirmó en Olé, en 2002, que no se ve haciendo algo sin la pelota y que si tuviera que llevarse un solo objeto a una isla sería a ella.
Su fútbol trascendió más allá del potrero porque a los 14 años ya la rompía en las inferiores de Atlético Ledesma. Ese club local lo ayudaría a cumplir su gran sueño: triunfar en la primera del equipo del cual es hincha, River Plate. Una paradoja en la vida del Burrito –apodo heredado de su padre a quién le decían Burro- fue cuando alguien le ofreció su pase a Mauricio Macri (quién sería presidente de Boca Juniors), que desechó la oferta considerando que 10 mil pesos era demasiada plata para un chico de 14 años y baja estatura. Por un momento su destino estuvo en la vereda de enfrente.
“Soy un jugador rápido al que le gusta manejar la pelota y mantener un respeto por ella”, se definió Ortega como futbolista en Clarín, en 1997. Lo demostró en cada partido y más aún en su debut en el club de sus amores cuando el millonario le ganó uno a cero a Platense y el pase – gol fue del Burrito. Esas gambetas no faltaron a su primera práctica cuando le tiró un caño al experimentado Jorge Higuaín, quien, desconcentrado y lleno de bronca lo insultó a más no poder. Ese caño no fue el más famoso en su carrera ya que hubo otro que más recordado por los hinchas riverplatenses: el que le hizo a Paletta, jugador de Boca Juniors, en el superclásico del 7 de noviembre de 2007 por el que los hinchas denominaron ese día con “El día internacional del Caño”.

El Burrito se reconoce admirador de Ramón Díaz, Diego Armando Maradona y Daniel Pasarella. A pesar de eso, el delantero declaró a Olé, en 2002, que a él le gusta “jugar como Ortega” que le agradece a Dios por haberle dado ese talento y que no envidia a nadie. Este delantero de raza, gambeteador y pícaro logró con sus cualidades ser un verdadero ícono riverplatense, sólo basta ir a ver un partido al Monumental y escuchar como los hinchas corean su apodo, que le pone la piel de gallina a más de uno. Es y será un jugador impredecible que sorprende en cada acción a los hinchas y a su primer amor: la pelota.

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