25 mar 2010

Una derrota que duele y mucho

La previa hacia que el hincha millonario se imagine un resultado favorable en la Bombonera, lesión de Hugo Ibarra en los minutos de juego del domingo lluvioso, Morel Rodríguez sale del equipo por malestar estomacal, debuta Muñoz de 4 en Boca. La defensa de los locales era improvisada pero siendo objetivo no se podía imaginar a un Gabriel Funes Mori o un Gustavo Canales dejando en rídiculo a los defensores xeneizes. Desde que arrancó este torneo ninguno de ellos llegó a asustar o inquietar a los arqueros rivales, Canales tiene sólo dos goles en este torneo y Funes ninguno. El Melli tuvo dos oportunidades que no supo embocar en el arco defendido por Javier García. En los primeros minutos de juego fue un partido parejo pero luego del gol de Boca a través de un tiro libre que definió Gary Medel (en minima posición adelantada). El creador de la falta para que se produzca ese gol fue Oscar Ahumada quien le pegó y agarró cuando estaba en el piso sin sentido a un jugador de Boca. Como siempre cuando al millonario le hacen un gol no se despertó ni supo darlo vuelta. El complemento los dirigidos por Leonardo Astrada no hicieron mucho más como para empatar o ganar el partido y llegó el segundo de los de La Boca otra vez por parte del chileno Medel.

La defensa riverplatense no dio garantías, los goles de Medel fueron evidencias de eso. En el primero de pelota parada, River marcó mal; en el segundo, Boca elaboró una jugada de toques ante la pasividad millonaria. Matías Almeyda fue lo mejor de River a fuerza de actitud, fútbol y entrega. Quien no desentonó como se esperaba fue Rodrigo Rojas (de lo peor de el en este torneo). El otro que decepcionó fue Marcelo Gallardo que no picó, no se mostró, no definió con calidad los tiros libres. Si ese fue su último clásico, el Muñeco se despidió de la peor manera. Ahumada fue torpe y no sirvió como cinco como lo hace el Pelado en el mediocampo. Los cambios tampoco aportaron ni Villalva ni Pereyra ni Affranchino pudieron darle aire a un River que se engaño a sí mismo. Creía que venía bien de cara al superclásico pero defraudó una vez más. No se podía perder un partido como este, por lo que siginifica y porque no se pueden dar el gusto de dejar puntos en el camino. Regresó un fantasma que nunca se fue, el de la promoción. Leonardo Astrada y su cuerpo técnico deberán reveer la situación si desean que este barco flote y llegue a buen puerto.Imagen: Canchallena

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